Un poco de historia...
Juana “Pochola” Silva, hija de Juana García Celintano y Enerino Silva. Nació en 1936 en Montevideo, pero a sus tres años su familia se mudo a Las Piedras donde vivió hasta sus 43 años. La casa familiar quedaba en la calle Defensa 592, a unas pocas cuadras de la plaza. Contaba Pochola que su casa era la casa del pueblo, su madre, Pirula, era una matriarca que abría las puertas a toda persona que se acercara a charlar o por un plato de comida. Pirula había quedado viuda con dos niñxs pequeñxs al poco tiempo de casarse y supo de miserias. Cuando Pochola tenía alrededor de ocho años, Pirula se puso en pareja con José Aníbal, quien fue como un padre para Pochola, siendo su nombre motivo para que llame a su hija María José. El hermano de Pochola tenía una murga a la que le llamaban la murga de los maniseros pero con los años armó otra murga que llamo “La eterna milonga”, la cual ensayaba en la casa de Pirula y Pochola. Este fue un hecho fundamental para que las muchachas, que estaban en el patio familiar, fueran participes pasivas de estos ensayos mientras cosían trajes o simplemente compartían el tiempo.
Fue así que una tarde, Pochola y Pirula, tomaron la decisión de armar una murga que sea solo de mujeres y a la que llamarían “Rumbo al infierno”. Pochola asumió el rol de directora y comenzó la búsqueda de integrantes entre familiares, vecinas y amigas. Ella cuenta que la incorporación de mujeres costó porque había muchos prejuicios, el qué dirán de nosotras en una murga de mujeres pesaba demasiado, pero lo lograron.
Era el año 1958 cuando salieron en carnaval por primera vez, ella como directora de “Rumbo al infierno”, la primera murga íntegramente de mujeres que participó en el Carnaval oficial y de la cual se tiene registro en la historia. En un tiempo en donde el rol de la mujer estaba limitado a los quehaceres domésticos, estas muchachas vestidas de diablas, atravesaron un sin fin de prejuicios y limitaciones que acarreaba semejante rebeldía. Si bien salieron entre los años 58 y 64 haciendo cientos de tablados, con cientos de notas que les hicieron de todas partes, solo le otorgaron una mención especial en el año 1959.
Con los años se fue haciendo cada vez más difícil salir en carnaval porque las mujeres, en general, no contaban con apoyo y la murga se fue desvaneciendo… En 1979 muere su madre Pirula y nace su única hija, Majo Silva, en Las Piedras. Estos hechos sumados a otros sucesos hicieron que Pochola se fuera del barrio.
En el año 1984 viaja a Argentina donde vive hasta el día de su muerte, 23 de Junio del año 2022, aunque nunca cortó el lazo con su querido Las Piedras. Su historia y la de su murga “Rumbo al infierno” fue oculta por décadas, comenzó a ser visible a causa de una situación fortuita que tuvo lugar en el año 2014, cuando integrantes de la murga de mujeres “Cero bola” encontraron recortes de Pochola en un contenedor de basura, “casualmente” la historia del empoderamiento de un grupo de mujeres tenía como destino encontrarse entre sobras y sombras. A partir del año 2017 le hicieron algunos homenajes en Uruguay, fueron parte de estos la murga feminista que halló su historia “Cero bola”, la histórica murga “Falta y resto” en la inauguración de la plaza “Las Pioneras”, el “Museo del carnaval”, su reconocimiento en el libro “Cuentos para niñas rebeldes. Cien uruguayas que hicieron historia” de editorial Planeta, y la entrega de dos placas donde le reconocen su aporte a la cultura brindadas en el barrio Ansina de Las Piedras.
Por suerte pudo disfrutar, en parte, de este reconocimiento en sus últimos años de vida, pero pasaron alrededor de 60 años sin que su historia fuera tenida en cuenta, fue un hecho fortuito el que dio lugar a que solo un grupo de personas promuevan dichos homenajes en vida. Aun su creación no tiene el lugar que se merece. La historia de Pochola Silva reivindica el rol de las mujeres en el carnaval en particular y en la cultura en general, promoviendo la visibilización de esta murga de mujeres pioneras que interrumpieron en la escena carnavalesca, pero además es una historia que promueve la importancia de creer en nuestros sueños y de luchar por ellos.